
Dear Translator Colleagues: Don’t believe everything you read in the press! Get your Legal Spanish from reliable sources. Journalists, even those who specialize in periodismo judicial sometimes get it wrong. One of the most blatant errors that I’ve noticed lately in my readings is the use of the peculiar expression auto de acusación. Here’s what I mean:
- La juez amplia la acusación en el caso de los aceites…*
- …contra el nuevo auto de acusación de la Juez podrá interponerse recurso de reforma en los próximos tres días.*
- El Fiscal pide para él tres años y medio en la sombra y, en su auto de acusación, el Ministerio Público califica al ex directivo de “omnímodo”…**
- Según el auto de acusación de la Fiscalía de Melilla…***
So what’s wrong here? Well, first of all, there is no such thing as an auto de acusación! An auto is a reasoned judicial decision (resolución judicial que necesariamente tiene que estar motivada). So obviously only judges can issue judicial decisions known as autos; prosecutors (fiscales; la Fiscalía; el Ministerio Fiscal) do not issue autos. In contrast, judges do not accuse: that’s the job of prosecutors in their escritos de acusación. As my maestro Professor Moreno Catena clearly explains “La acusación proviene de la parte acusadora; la imputación del órgano judicial que investiga; la defensa la ejerce el acusado-imputado; y la pena la impone el órgano que juzga.”****
Thus, judges (jueces o magistrados) imputan (ahora, investigan), procesan, juzgan, condenan (or absuelven) and imponen penas in their autos or sentencias. Prosecutors (fiscales) acusan in their escritos de acusación (never autos de acusación), also known in ordinary felony proceedings (proceso penal ordinario) as calificaciones provisionales.
**http://www.economiadigital.es/es/notices/2013/05/ricard_pages_el_banquero_omnimodo_41007.php
***http://elfarodemelilla.es/2016/09/29/las-claves-del-auto-del-caso-arquitecto/
****Víctor Moreno Catena and Valentín Cortés Domínguez, Derecho Procesal Penal. Madrid: Tirant lo Blanch, 2003, pp. 137-138.